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A la cárcel por no apagar el móvil

Yahoo!

¿A quién no le ha sonado el móvil en el momento menos oportuno y ha recibido una bronca? Un profesor que te planta un negativo porque el sonido molesta a la clase, una auxiliar de cabina que te humilla porque recibes un mensaje cuando el avión está a punto de despegar, o una enfermera que te mira de forma severa porque tu flamante politono de la Macarena despierta a toda una sala de recién nacidos... Pero lo que le pasó a William Brevin, un ciudadano de Estados Unidos, no tiene parangón.

William asistía a un juicio en Kentucky, cuando tuvo la desgracia de que le sonase el teléfono móvil. Y más mala suerte: se encontraba en una sala presidida por Dennis Foust, un magistrado conocido por su tirria a los sonidos producidos por los teléfonos durante sus juicios.

El que avisa...
Tanto le molestan, que hasta los confiscaba antes de empezar las sesiones. Como esta medida no había resultado efectiva, el mismo día que se produjo el suceso había advertido a la sala que a quien le sonase el móvil, iba a derecho a la cárcel. No pasó ni un minuto, cuando a William Brevin le sucedió exactamente eso. El juez Foust inmediatamente dictó sentencia: 72 horas entre rejas para que aprendiera a silenciarlo.

Una medida excesiva teniendo en cuenta que el móvil se ha convertido en un aparato de primera necesidad, con el que casi todas las personas cuentan. La mayoría de las veces, por muy molesto que sea, el que suene un teléfono se debe a un despiste. Es algo que le ocurre incluso a los personajes más importantes . A Don Juan Carlos le sonó el teléfono durante un acto oficial, y la cosa quedó sólo en una anécdota. ¿Recuerdan el momento?


Cómo suena el móvil del Rey
Cargado por ultimasnoticias2000. - Las últimas noticias en video.


A la cárcel por no apagar el móvil

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¿A quién no le ha sonado el móvil en el momento menos oportuno y ha recibido una bronca? Un profesor que te planta un negativo porque el sonido molesta a la clase, una auxiliar de cabina que te humilla porque recibes un mensaje cuando el avión está a punto de despegar, o una enfermera que te mira de forma severa porque tu flamante politono de la Macarena despierta a toda una sala de recién nacidos... Pero lo que le pasó a William Brevin, un ciudadano de Estados Unidos, no tiene parangón.

William asistía a un juicio en Kentucky, cuando tuvo la desgracia de que le sonase el teléfono móvil. Y más mala suerte: se encontraba en una sala presidida por Dennis Foust, un magistrado conocido por su tirria a los sonidos producidos por los teléfonos durante sus juicios.

El que avisa...
Tanto le molestan, que hasta los confiscaba antes de empezar las sesiones. Como esta medida no había resultado efectiva, el mismo día que se produjo el suceso había advertido a la sala que a quien le sonase el móvil, iba a derecho a la cárcel. No pasó ni un minuto, cuando a William Brevin le sucedió exactamente eso. El juez Foust inmediatamente dictó sentencia: 72 horas entre rejas para que aprendiera a silenciarlo.

Una medida excesiva teniendo en cuenta que el móvil se ha convertido en un aparato de primera necesidad, con el que casi todas las personas cuentan. La mayoría de las veces, por muy molesto que sea, el que suene un teléfono se debe a un despiste. Es algo que le ocurre incluso a los personajes más importantes . A Don Juan Carlos le sonó el teléfono durante un acto oficial, y la cosa quedó sólo en una anécdota. ¿Recuerdan el momento?


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