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El conflictivo descubrimiento del VIH

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Por Maricel Spini | mspini@infobae.com



El hallazgo del virus que provoca el sida fue disputado por dos equipos
de investigadores, uno francés y otro estadounidense. La polémica tardó casi una década en quedar zanjada

Crédito foto: Reuters

El impacto del descubrimiento del virus que provoca el sida pasó inmediatamente de ser un hecho de suma importancia para los procesos científicos de la época a convertirse en un escándalo con implicaciones diplomáticas entre Francia y los Estados Unidos.

El conflicto por la potestad del hallazgo -lo que permitía al descubridor comenzar el camino para desarrollar un tratamiento- fue iniciado por el doctor estadounidense Robert Gallo, quien junto a sus colaboradores del Instituto Nacional del Cáncer (National Cancer Institute) publicó una serie de trabajos de investigación en la revista Science, en 1984. Los documentos señalaban como causante de la enfermedad a un retrovirus, denominado HTLV-III -el tercero aislado por el equipo-; esa información llegó a la opinión pública de la mano de un funcionario de la Secretaría de Salud, quien lo anunció a los medios.

Sin embargo, un año antes, los doctores Luc Montagnier y Françoise Barré-Sinoussi y sus ayudantes en el Instituto Pasteur de París habían descubierto un virus similar, al que denominaron LAV (virus asociado con la linfodenopatía), mientras investigaban las causas que habían provocado varias muertes en hombres homosexuales en los Estados Unidos, aparentemente similares a algún tipo de cáncer.

El hallazgo francés no recibió la atención de la comunidad científica hasta que Gallo, con un análisis similar logró su segundo premio Lasker. Fue entonces cuando las similitudes entre el virus LAV, aislado en París, y el HTLV-III, detectado en Washington, despertaron dudas sobre la confiabilidad de este último.

Como el equipo galo había enviado al Instituto del Cáncer de los Estados Unidos una muestra para su análisis mientras continuaba realizando otras pruebas, comenzó a sospecharse que el virus aislado en los Estados Unidos era, en realidad, la cepa francesa.

Seis años después, las acusaciones contra Gallo se mantenían firmes, por lo que el Departamento de Integridad Científica del Instituto Nacional de Salud conformó un grupo de investigación para dirimir la autoría del hallazgo.

Se efectuaron análisis retrospectivos a muestras archivadas en ambas instituciones durante los años 1983 y 1985 y se determinó que la perteneciente al investigador estadounidense estaba contaminada. Gallo afirmó que la muestra pertenecía al Instituto Pasteur y que se había mezclado con las que él investigaba.

A pesar de ello, los gobiernos de los Estados Unidos y Francia decidieron compartir la patente. El descubrimiento, no obstante, se adjudicó a Montagnier y Barré-Sinoussi y a ellos se los distinguió con el Premio Nobel de Medicina, en el 2008, junto al investigador alemán, Harald zur Hausen, quien descubrió la conexión entre el papiloma humano y el cáncer cervical de útero.

En el transcurso de la batalla legal, la comunidad científica se puso de acuerdo en un nuevo nombre para el virus, al que designó como VIH (virus de la inmunodeficiencia humana).

Gallo siguió trabajando en el tema y fue el primero en obtener el crecimiento del virus en una línea celular, lo que permitió la creación de los tests sanguíneos para su detección.

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