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Cuban pagó US$ 880 millones para ganar la NBA

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Solamente en sueldos, el polémico dueño de los Dallas Mavericks gastó esa cifra a lo largo de los 11 años que lleva en el equipo. Pero también tiene el récord de multas

Crédito foto: AP

Cuban compró los Mavs en el año 2000, con un solo objetivo: ser campeón de la NBA. Para ello invirtió mucho tiempo -exactamente, 4.178 días-, muchos nervios -sufre juego a juego sentado detrás del banco de suplentes de su equipo- y, sobre todo, muchísimo dinero.

Su inversión inicial fue de 285 millones de dólares. Con ese desembolso, adquirió un equipo que hoy vale US$ 438 millones. Pero se espera que el título recién obtenido haga que las nuevas cotizaciones eleven su precio al doble del precio inicial.

En 1980, Donald Carter había logrado que la NBA aceptara a los Mavs en la liga por módicos 12 millones. Una ganga.

Dos décadas después, Cuban -por entonces un joven multimillonario de 41 años- irrumpió en el equipo cumpliendo un sueño que traía desde la época en que vendía estampillas para pagarse su carrera universitaria. Siempre quiso estar al frente de un equipo.

Había intentado antes con el hockey sobre hielo, pero no pudo. Pero al iniciar el nuevo milenio tenía una mansión con un parque de 8.000 metros cuadrados, y un jet privado para seguir al equipo a todos lados. Estaba listo.

Una de las decisiones más importantes que tomó fue la de retener a Dirk Nowitzki. Con un contrato de 80 millones lo convirtió en su jugador franquicia. La lista de apellidos con los que lo rodeó es interminable y también los gastos que le generaron. Nash, Finley, Juwan Howard, Lafrentz, Rigaudeau, Terry, Dampier, Stackhouse, Harris, Mensah Bonsu, Powell, Podkolzin... La suma de todo el dinero empleado en sus sueldos alcanza los 880 millones.

Sin embargo, Cuban se encargó de elevar su inversión con todo tipo de extras. No se trata de mercadeo, personal administrativo -que representa más del 80% de la fuerza trabajadora de una franquicia-, publicidad o atenciones a la prensa. Ha pagado más multas que cualquier otro dirigente en la liga, siendo castigado una y otra vez por sus desplantes -insultos a rivales y árbitros son moneda corriente- y por sus críticas a la organización que maneja David Stern desde los años 80.

Cierta vez, su verborragia lo llevó a decir que manejar el comité de árbitros de la NBA era más fácil que manejar una heladería. "Y aún así lo hacen mal", sentenció. Stern no se la dejó pasar y quiso ponerlo en ridículo: lo multó con medio millón de dólares y una jornada de trabajo como heladero.

Pero se había metido en el juego que mejor maneja Cuban, que en su curriculum también acredita trabajos como vendedor de bolsas de basura, instructor de baile y el regenteo de un pequeño bar. Rememoró esas épocas repartiendo ice cream a todos los fanáticos, y se mofó de la multa de Stern, pagándole sus 500 mil dólares y donando otro medio millón. Muchos dijeron que así nunca le permitirían obtener un título. Se equivocaron.

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