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Mourinho, vigilado para que no dirija.


ABC.ES

Un agente de la UEFA le «marcará» de cerca, y el Madrid le dobla la escolta habitual
TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN / BARCELONA

reuters
José Mourinho

«Se busca». Mourinho vivirá en Barcelona como si fuera un forajido al que se quiere impartir la justicia popular, barcelonista, por su mano, sin esperar a que la UEFA aplique su veredicto. Sancionado, imposibilitado de sentarse en el banquillo visitante del Camp Nou, el entrenador madridista estará protegido por siete miembros de seguridad durante los dos días que permanecerá en la ciudad Condal. Su protección será el doble de la habitual con el fin de evitar cualquier tipo de incidentes con algún aficionado exacerbado, tanto en los trayectos al hotel y al campo como en el propio estadio.

El sitio que el portugués tendrá dentro del coliseo barcelonista se mantiene en la discreción. Hoy por la mañana hay una última reunión para decidir su ubicación. Julio Cendal, jefe de seguridad del Real Madrid, y Alex García Gascón, responsable de seguridad del conjunto local, están convocados por la UEFA para tomar una postura definitiva.

En principio, el técnico luso se sentará en el palco de autoridades del Camp Nou, porque es el lugar más seguro, aunque no se puedan evitar posibles increpaciones, insultos y gestos en su contra. La otra opción es ocupar un palco privado, pero muchos están al aire libre y más cerca del público.

Estará rodeado por siete hombres de vigilancia y por un representante de la UEFA, que ejercerá como «policía futbolístico». El máximo organismo del fútbol europeo será celoso para impedirle trabajar como entrenador. Solo podrá ser espectador. Las normas son estrictas.

El «gendarme» de la UEFA tiene las órdenes muy claras. El portugués no podrá comunicarse con Karanka por ningún medio tecnológico. Está prohibido que utilice el teléfono para dar directrices a Karanka. Tampoco tiene permiso para bajar al vestuario antes y durante el partido. Únicamente podrá acudir al vestuario un cuarto de hora después de finalizado el encuentro. Si violara estas reglas recibiría un duro castigo.

En la Liga española, el entrenador blanco sí usó el teléfono móvil para comunicarse con Karanka en El Molinón, en el partido ante el Sporting. La reglamentación española es más permisiva, no pone impedimentos. La UEFA considera, sin embargo, que los castigos hay que aplicarlos con rigor y no convertirlos en una mera prohibición de sentarse en el banquillo.

En estas condiciones, el responsable deportivo del club madrileño se sentirá rodeado y observado por los miembros de la seguridad y por la propia UEFA. Le pueden poner el cartel de «recompensa».

Mourinho, vigilado para que no dirija.


ABC.ES

Un agente de la UEFA le «marcará» de cerca, y el Madrid le dobla la escolta habitual
TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN / BARCELONA

reuters
José Mourinho

«Se busca». Mourinho vivirá en Barcelona como si fuera un forajido al que se quiere impartir la justicia popular, barcelonista, por su mano, sin esperar a que la UEFA aplique su veredicto. Sancionado, imposibilitado de sentarse en el banquillo visitante del Camp Nou, el entrenador madridista estará protegido por siete miembros de seguridad durante los dos días que permanecerá en la ciudad Condal. Su protección será el doble de la habitual con el fin de evitar cualquier tipo de incidentes con algún aficionado exacerbado, tanto en los trayectos al hotel y al campo como en el propio estadio.

El sitio que el portugués tendrá dentro del coliseo barcelonista se mantiene en la discreción. Hoy por la mañana hay una última reunión para decidir su ubicación. Julio Cendal, jefe de seguridad del Real Madrid, y Alex García Gascón, responsable de seguridad del conjunto local, están convocados por la UEFA para tomar una postura definitiva.

En principio, el técnico luso se sentará en el palco de autoridades del Camp Nou, porque es el lugar más seguro, aunque no se puedan evitar posibles increpaciones, insultos y gestos en su contra. La otra opción es ocupar un palco privado, pero muchos están al aire libre y más cerca del público.

Estará rodeado por siete hombres de vigilancia y por un representante de la UEFA, que ejercerá como «policía futbolístico». El máximo organismo del fútbol europeo será celoso para impedirle trabajar como entrenador. Solo podrá ser espectador. Las normas son estrictas.

El «gendarme» de la UEFA tiene las órdenes muy claras. El portugués no podrá comunicarse con Karanka por ningún medio tecnológico. Está prohibido que utilice el teléfono para dar directrices a Karanka. Tampoco tiene permiso para bajar al vestuario antes y durante el partido. Únicamente podrá acudir al vestuario un cuarto de hora después de finalizado el encuentro. Si violara estas reglas recibiría un duro castigo.

En la Liga española, el entrenador blanco sí usó el teléfono móvil para comunicarse con Karanka en El Molinón, en el partido ante el Sporting. La reglamentación española es más permisiva, no pone impedimentos. La UEFA considera, sin embargo, que los castigos hay que aplicarlos con rigor y no convertirlos en una mera prohibición de sentarse en el banquillo.

En estas condiciones, el responsable deportivo del club madrileño se sentirá rodeado y observado por los miembros de la seguridad y por la propia UEFA. Le pueden poner el cartel de «recompensa».

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