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El primer mapa de las «arrugas» de la Luna



Las marcas que nuestro satélite natural lleva impresas en su castigada superficie reflejan una historia de 4,5 millones de años
ABC.ES / madrid

El primer mapa de las arrugas de la Luna
J. Geophysical Research

Mapa de la superficie de la Luna que revela las rugosidades y pendientes

La Luna lleva impresos en su castigada superficie los daños que ha sufrido durante 4,5 millones de años. No hay cosmética que haya podido suavizar los cráteres de impacto o las oscuras llanuras creadas por antiquísimas erupciones volcánicas, unas cicatrices que pueden esclarecer a los científicos cuál es la auténtica historia de nuestro satélite natural. Ahora, científicos del Instituto de Tecnología de California en Pasadena han elaborado el primer conjunto completo de mapas que revelan la rugosidad de la cara de la Luna. Esta especial cartografía se ha realizado con detallados datos recogidos por un instrumento del Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO, por sus siglas en inglés) de la NASA, construido en el Centro de Vuelo Espacial Goddard en Greenbelt, Maryland.

Al igual que las arrugas en la piel, la aspereza de los cráteres y otras características de la superficie de la Luna pueden revelar su edad. «La clave está en buscar en la rugosidad en escalas largas y cortas», explica Meg Rosenburg, principal autora del artículo que describe los resultados, publicados en el Journal of Geophysical Research a principios de este año.

La rugosidad depende de las subidas y bajadas sutiles del paisaje, una calidad que los investigadores pueden descubrir mediante la medición de la pendiente en localizaciones por toda la superficie. Para armar un cuadro completo, los investigadores examinaron la rugosidad en un rango de diferentes escalas -las distancias entre dos puntos -de 17 metros a 2,7 kilómetros-.

«Los cráteres viejos y jóvenes tienen propiedades diferentes de rugosidad», dice Rosenburg. Eso es porque los cráteres más antiguos han sido golpeados durante mucho tiempo por meteoritos, cambiando la forma original del cráter. Esta es una forma de descubrir qué cráteres son viejos y cuáles nuevos.
Pistas sobre la evolución de la Luna

Al observar dónde y cómo están los cambios de rugosidad, los investigadores pueden obtener pistas importantes sobre los procesos que dieron forma a la Luna. Un mapa de la rugosidad del material que rodea la cuenca Oriental, por ejemplo, revela diferencias sutiles en el material expulsado cuando el cráter se formó por un objeto gigante que se estrelló contra la Luna.

Esa información se puede combinar con un mapa de contornos que muestra dónde están los puntos altos y bajos. «Al mirar los dos juntos, podemos decir que una parte de la cuencia Oriental no sólo es mayor o menor, sino también diferente en rugosidad», dice Rosenburg. «Eso nos da algunas pistas sobre el proceso de impacto que lanzó el material expulsado y también sobre los procesos de la superficie que más tarde actuaron para modificarlo».

De la misma forma, las llanuras lisas de María -que en un principio los astrónomos confundieron con mares- fueron creadas por la actividad volcánica y tienen una rugosidad diferente a la de las tierras altas de la Luna, lo que refleja orígenes distintos en los dos terrenos.

El primer mapa de las «arrugas» de la Luna



Las marcas que nuestro satélite natural lleva impresas en su castigada superficie reflejan una historia de 4,5 millones de años
ABC.ES / madrid

El primer mapa de las arrugas de la Luna
J. Geophysical Research

Mapa de la superficie de la Luna que revela las rugosidades y pendientes

La Luna lleva impresos en su castigada superficie los daños que ha sufrido durante 4,5 millones de años. No hay cosmética que haya podido suavizar los cráteres de impacto o las oscuras llanuras creadas por antiquísimas erupciones volcánicas, unas cicatrices que pueden esclarecer a los científicos cuál es la auténtica historia de nuestro satélite natural. Ahora, científicos del Instituto de Tecnología de California en Pasadena han elaborado el primer conjunto completo de mapas que revelan la rugosidad de la cara de la Luna. Esta especial cartografía se ha realizado con detallados datos recogidos por un instrumento del Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO, por sus siglas en inglés) de la NASA, construido en el Centro de Vuelo Espacial Goddard en Greenbelt, Maryland.

Al igual que las arrugas en la piel, la aspereza de los cráteres y otras características de la superficie de la Luna pueden revelar su edad. «La clave está en buscar en la rugosidad en escalas largas y cortas», explica Meg Rosenburg, principal autora del artículo que describe los resultados, publicados en el Journal of Geophysical Research a principios de este año.

La rugosidad depende de las subidas y bajadas sutiles del paisaje, una calidad que los investigadores pueden descubrir mediante la medición de la pendiente en localizaciones por toda la superficie. Para armar un cuadro completo, los investigadores examinaron la rugosidad en un rango de diferentes escalas -las distancias entre dos puntos -de 17 metros a 2,7 kilómetros-.

«Los cráteres viejos y jóvenes tienen propiedades diferentes de rugosidad», dice Rosenburg. Eso es porque los cráteres más antiguos han sido golpeados durante mucho tiempo por meteoritos, cambiando la forma original del cráter. Esta es una forma de descubrir qué cráteres son viejos y cuáles nuevos.
Pistas sobre la evolución de la Luna

Al observar dónde y cómo están los cambios de rugosidad, los investigadores pueden obtener pistas importantes sobre los procesos que dieron forma a la Luna. Un mapa de la rugosidad del material que rodea la cuenca Oriental, por ejemplo, revela diferencias sutiles en el material expulsado cuando el cráter se formó por un objeto gigante que se estrelló contra la Luna.

Esa información se puede combinar con un mapa de contornos que muestra dónde están los puntos altos y bajos. «Al mirar los dos juntos, podemos decir que una parte de la cuencia Oriental no sólo es mayor o menor, sino también diferente en rugosidad», dice Rosenburg. «Eso nos da algunas pistas sobre el proceso de impacto que lanzó el material expulsado y también sobre los procesos de la superficie que más tarde actuaron para modificarlo».

De la misma forma, las llanuras lisas de María -que en un principio los astrónomos confundieron con mares- fueron creadas por la actividad volcánica y tienen una rugosidad diferente a la de las tierras altas de la Luna, lo que refleja orígenes distintos en los dos terrenos.

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